En 2010 comencé a trabajar en Francia, bastante lejos de mis seres queridos y
sin una persona en 300 km que hablara castellano. No existían mensajes de
audio ni videollamadas pero Skype nos ofrecía llamadas gratuitas entre
dispositivos e incluso podía llamar a números telefónicos al otro lado del
océano. Mi abuela tenía siempre la PC encendida esperando mi llamada y en ese
momento, por unos minutos, estábamos juntos, tomando un té mientras me contaba
que pasaba por ahi.
RIP Skype
