¿Si Firefox es un buen navegador por qué cada vez se lo utiliza menos?
Razones y delirios místicos en la elección de navegadores
Navegadores y navegantes
Los navegadores de internet suelen tener dos tipos de usuarios: Los que usan el ‘browser’ que viene instalado por defecto sin entender muy bien que es lo que se está utilizando, y los que deciden instalar su navegador favorito.
Dicho esto y dando por sentado que hay quienes prefieren un navegador por sobre otros, entiendo que las preferencias puedan estar dadas por múltiples factores, y que cada uno use lo que más le guste.
Pero…
- ¿Existe una diferencia evidente, clara y obvia en cuanto a velocidad de carga de páginas web?
- ¿Existen publicidades que sean super rebeldes a extensiones de bloqueadores y amerite cambiar de navegador por este motivo?
- ¿Acaso la reproducción en segundo plano y saltarse las publicidades de Youtube no se puede hacer exactamente igual con aplicaciones como Newpipe y similares, sin necesidad de desterrar a nuestro querido Firefox?
- ¿Existe la funcionalidad “definitiva” que no exista en otros navegadores y estemos obligados a decantarnos por el que la posea?
La competencia
Firefox, que tantas alegrías nos dio en tiempos de Internet Explorer. Que tantas extensiones nos regaló en momentos donde no existían alternativas ni remotamente cercanas. Aquel que tantas pestañas nos permitió tener abiertas cuando ningún otro navegador se atrevía; Resulta que ahora tiene que escuchar argumentos tan refutables como mezquinos por parte de “usuarios avanzados” que deciden instalar otras porquerías en su lugar.
Aquel navegador que otrora nos permitió tener una Internet más plural, más genérica y más universal, se ve compitiendo con aplicaciones que copiándole funciones y sin superarle en innovación le quitan usuarios día tras día.
Que decir de las estrategias de “marketing” y “branding” que son muy efectivas y permiten acaparar muchísimos usuarios:
… Nada, estas lineas no se dirijen a esas personas:
Los usuarios
Más bien me dirijo a influencers berretas (mediocres, ordinarios, triviales, vulgares), por lo que si no estás en ese grupo, no te preocupes; y a usuarios de informática de consumo de tipo “max-pro-ultra-black”, que suelen ver cambios prodigiosos y ventajas superlativas en navegadores que para el internauta medio resultan indistinguibles uno de otro.
-Que Opera es super rápido… -Que Brave es super privado… -Que Chrome tiene mejor puntaje en no se que prueba sintética… -Que edge está mejor integrado en tal o cual Windows… -Que en mi equipo va mucho mejor… etc etc.
Chrome está desarrollado por Google, el cual se dedica a recopilar todo tipo de información del usuario y es una trituradora de RAM. Opera pertenece a una empresa China (allá van tus datos). Edge es de Microsoft y lo único que quiere es que utilices Bing y un poco de telemetría. Brave tiene una extraña forma de monetización que no se realmente en que acabará.
Así y todo Firefox resiste estoico en esta complicada y competitiva ‘carrera’, sin perder funcionalidades ni rendimiento. Todo lo contrario, intenta innovar e introducir nuevas funcionalidades.
Sin embargo, esta guerra se tornó muy asimétrica y en mis días más pesimistas no suelo augurar nada bueno para Firefox. Todavía existe mucha gente que lo prefiere por razones de velocidad o seguridad. Otros, simplemente lo escogen siguiendo un pensamiento menos técnico y más ideológico de largo plazo: se oponen al monopolio de un único motor para navegadores y las consecuencias que esto pueda significar para la Internet del futuro.
Yo me confieso dentro de los que vemos algunas ventajas técnicas en el uso del navegador del zorrito. Pero tampoco soporto ver que la mayoría de navegadores se parezcan tanto a Chrome/Chromium.
Palabras finales
Tal vez sea buena idea volver a probar Firefox de vez en cuando. Cada día mejora en velocidad, seguridad y funcionalidades; tanto en PC como en Android. Y basta de alabar navegadores como si hubieran sido programados por algún ser providencial engendrado en un laboratorio secreto a partir de gametos congelados de Dennis Ritchie y Margaret Hamilton.
Saludos.
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